Ser alérgico a casi todo es algo que puede ser en ocasiones muy molesto y hasta peligroso, así que tenés que estar muy atento a todo lo que comés y tiene contacto con vos. Por eso, si padecés de alguna alergia, hemos preparado un listado de situaciones con las cuales te sentirás identificado.
- Antes de consumir algo leés todos los ingredientes de los envases. Aunque todos te miren con una cara de “¿qué estás haciendo?”, ya estás acostumbrado a leer los componentes de lo que vas a consumir. El colmo es cuando la letra es tan pequeña que de todas maneras terminás preguntándote: ¿Dónde viene la información en español?
- Siempre tenés que preguntar qué ingredientes utilizan. Puede ser que se trate de alimentos comunes y corrientes, pero además debés asegurarte de advertir tu condición de alérgico para que los lugares que visitás tengan especial cuidado con la preparación de tu orden.
- Que tus amigos siempre te digan ¡No sabés de lo que te perdés! o ¡Yo no sé cómo podés vivir así! Lo que ellos no saben es que tu cuerpo puede sufrir fuertes reacciones si comés algo a lo que sos alérgico, como llenarte de ronchas por todos lados, sufrir hinchazón, picazón, erupciones en la piel, ojos llorosos y, lo más grave, que se te puede obstruir la garganta e impedirte la entrada del aire, a lo que sería necesario una intervención de urgencia en el hospital.
- Nunca tomás nada de lo que te ofrecen por temor a una reacción alérgica. Aunque podés sentir que te morís de hambre, lo único que te queda decir es : “No gracias”.
- Tus amigos tienen miedo de darte algo y matarte. La pregunta es obligatoria: ¿Podés comer esto o vas a terminar en un hospital? Definitivamente es mejor que tus amigos te pregunten y estén seguros que pasarán un buen momento sin que tengan que preocuparse por alguna reacción alérgica.
- Que todos tus amigos coman algo y vos solo te limités a mirarlos. ¿Por qué la vida es así? Tomalo con calma, más vale prevenir que lamentar.
- ¡Pobre! Esa cara que pone la gente cuando le contás acerca de tus problemas de alergia. De seguro ya estás acostumbrado a ver esa cara de sorpresa y compasión de los demás en la que solo se limitan a verte como si fueras a morirte mañana y prefieren cambiar rápidamente de tema.