Muchas veces ni te das cuenta de que tenés gran cantidad de puntitos rosados o blancos detrás del brazo, parecidos a las espinillas, hasta que alguien te lo dice o te mirás al espejo por detrás.

Eso es lo bueno, porque no te causa molestias, ni te duelen ni te pican, pero estéticamente no se ven bien.

Aquí­ te contamos de qué se tratan y cómo los podés tratar, pero recordá que lo primero que debés hacer es consultar con un especialista para que te dé un diagnóstico seguro.

¿Cómo se llaman?

Puede tratarse de acné rosácea, afección crónica de la piel que consiste en la inflamación de algunas partes del cuerpo y que puede aparecer como enrojecimiento, vasos sanguí­neos prominentes o erupciones en la piel, parecidas al acné.

También podría ser queratosis pilaris, que causa manchas ásperas y pequeñas protuberancias similares al acné, en brazos, muslos y nalgas.

¿Cómo aparecen?

En la piel tenés unos folí­culos pilosos en los que crece el vello, pero en los que también se almacena una capa de sebo que aumenta con la secreción de hormonas. Esto puede afectar la dermis y propiciar granitos blancos o rojos.  También se cree que el tipo de alimentación influye bastante.

¿Por qué se produce?

Aunque no se conoce con certeza sus causas, hay diferentes factores que los propician. Hay mayor probabilidad de que tengás este trastorno si sos de piel clara, te sonrojás con facilidad o si sos mujer. Estos granitos son tí­picos de la pubertad, aunque también se producen en la edad adulta.

¿Es grave?

Aunque no representa ningún riesgo para la salud, muchos quieren eliminarlos para mejorar la apariencia de los brazos.

¿Cómo tratarlos?

Podés probar con exfoliaciones naturales que ayuden a eliminar las células muertas que se acumulan en la piel y el exceso de sebo que forman los pequeños granos.

También te podés aplicar cremas tópicas antiinflamatorias y esteroideas, pero siempre recomendadas por un especialista.

Un exfoliante natural que podés aplicarte es mezclar tres cucharadas de avena molida, dos cucharadas de miel y dos cucharadas de miel. Los humedecés con un poco de agua hasta formar una pasta. Aplicala a la piel y dejala actuar por 15 minutos. Tratá de hacer esto unas tres veces por semana.

Comé saludable y tomá, al menos, dos litros de agua para purificar tu piel.

Fuentes consultadas: dermatóloga Sofí­a del Cid, mejorconsalud.com y http://queratosis.org/pilaris/