En redes sociales podés compartir fotos de conciertos y videos de alguna fiesta, selfies, gifs y otras cosas. Además, es el lugar donde tus tías publican mensajes motivacionales y tus amigos llenan tu timeline de memes.
Lamentablemente, también existen usuarios que se dedican a molestar a los demás, mientras se esconden detrás de sus pantallas, a veces incluso a través de cuentas falsas.
¿Te ha sucedido? Normalmente el acoso empieza con un comentario abusivo y luego, más personas empiezan a opinar, involucrarse y a atacar, y así se forma una especie de bola de nieve que crece con cada comentario.
Esta situación ha afectado a miles de personas, en su mayoría mujeres alrededor del mundo y no puede ni debería de ser ignorada o tomada “como algo normal”.
Si por ejemplo, subes una foto y algún desconocido o uno de tus contactos empieza a hacerte comentarios respecto a tu cuerpo o la forma en la que te ves debes tener claro algunas cosas:
- Cualquier comentario que no querés recibir puede ser considerado acoso, no importa “lo amigable” que pueda aparecer.
- Tu, la forma en la que te vestís, tus gustos o lo que publiqués en redes sociales no son culpables ni “merecedoras” de recibir esa clase de mensajes.
Según la psicóloga Made Chinchilla, existe un riesgo de que el acoso sea normalizado. Así como en las calles puede confundirse con un piropo, en redes un comentario sexista se puede considerar como un halago . “Eso es habitual en una sociedad machista”, afirma.
¿Qué hacer?
Ciberfeministas, un colectivo que promueve el feminismo, tecnología y derechos para la democratización de la sociedad con equidad de género, identifica que una forma de acoso es la que proviene del machismo, cuando se trata a la mujer como un objeto. También se puede manifestar con comentarios sexistas que denigran a la persona (tanto hombres como mujeres) por su apariencia.
Algunas de esas formas pueden ser la vigilancia y el tracking (monitorear la ubicación y comportamiento de alguien) o el envío de fotografías sin el consentimiento de una de las personas; y la distribución maliciosa, que consiste en difundir masivamente material de carácter íntimo.
Por supuesto, no tenés por qué aguantar alguna de estas formas de acoso. Ciberfeministas recomienda unas medidas que son necesarias de aplicar en cualquiera de las situaciones mencionadas antes:
- Reportar el abuso dentro de la plataforma. Es decir, denunciar el contenido a Facebook, Twitter o Instagram, con la intención de bloquear la cuenta que acosa y se tomen medidas sobre ello.
- Quizá tu primera reacción sea de desagrado (especialmente si el mensaje que te enviaron va acompañado de una imagen “perturbadora”) y entonces lo primero que vas a querer hacer es borrarlo. Si bien es lo ideal, lo adecuado será documentar toda la evidencia en la que esté registrado el acoso. Tomar capturas de pantalla de los mensajes (mejor si tienen la fecha) y de ser posible mantenerlo para que pueda verse desde una página web o aplicación, es lo mejor.
- Se debe denunciar y no solo con autoridades o la red social, sino también con personas de confianza.
Enfrentar la situación puede ser difícil y cada persona decide cómo lidiar con ella. Además de reportar, también podés ignorarlo. O bien, enfrentar al acosador o buscar apoyo.
Si tenés pensado hacer una denuncia penal, podés hacerlo en el Ministerio Público. Lo correcto es que, al momento de presentar la denuncia, adjuntés las pruebas del acoso. Una entidad que te puede asesorar legalmente es la Secretaría Contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET), ubicada en la 4ª calle 5-51, zona 1 de la ciudad de Guatemala, o al número 2504-8888.
Emitir una orden de restricción contra la persona que te acosa, o bien que se le atribuya el delito de violencia sexual en algunas de sus manifestaciones según el Código Penal, son algunas de las resoluciones que podrían darse para que finalmente termine el acoso.
Fuentes: Made Chinchilla, psicóloga; Ciberfeministas, @CiberfemGT; Secretaría Contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET), 2504-8888.