¡Vaya que es un problema esta situación! porque la razón ya no manda, sino las emociones, pues sentís que ya lo perdiste y que tu amiga te lo gana.

Te inclinás a pensar que tu mejor amiga puede ser tu peor enemiga y que siempre ella ha sido superior a vos. Todos estos pensamientos te invaden la mente y te llenás de odio, rencor y sentimientos de fracaso.

La confusión te domina y comenzás a actuar mal: ya no comés para que él te vea más delgada, te vestí­s provocativa y hacés desplantes para llamar la atención. En otras palabras, estás compitiendo por él.

Todo eso te desgasta, no ponés atención en las clases, perdés exámenes, ya no cuidás a tu  mascota, desatendés a tus padres y peleás con el que se te ponga enfrente, ¡has perdido el norte!

Pedí­ consejo a gente sensata para que te oriente. Hablále a otra amiga para que te escuche y liberés tus emociones atoradas en el pecho. Deja fluir tus sentimientos, esto quiere decir que sí­ te gusta o estás enamorada no lo escondás, solo sentílo.

Podés renunciar a él por no perder a tu mejor amiga o podés competir a sabiendas que esa batalla te puede traer consecuencias, pero una vez definida ¡actuá!.

Reconocé que tanto tu amiga como tú tienen derecho a enamorarse incluso del mismo chavo, porque son emociones normales del ser humano y una coincidencia se puede dar.

Sí­ ves que el chico se inclina hacia tu amiga, reconocé que es mejor dar la media vuelta, no intentés hacer trampa porque por la fuerza nada sale bien.

Pero si ves que el chico te elige a vos, solo extendé tu mano a la amiga vencida para eliminar enemistades.

Todo eso podés hacerlo cuando estás en esa situación que te ha creado tanto estrés y ansiedad. Lo importante es dominar tus emociones porque las pasiones te pueden llevar a finales trágicos, y te podés quedar sin amiga y sin chavo.

Fuente: Antonio Rivera, psicólogo y life couch de jóvenes y adultos.