En esta era de cine, amigos, música, videos y redes sociales es muy difícil que recordés con claridad lo que leés ya que estas herramientas han hecho que te acostumbrés a leer muy rápido, pero sin recordar el mensaje y quedándote siempre con la duda.

Si querés experimentar los beneficios que obtendrás con una buena lectura (no pasajera) tenés que proponerte un objetivo antes de leer. Esto es importantísimo para recordar con claridad lo que leés para que tu cerebro sea capaz de centrar sus esfuerzos en guardar toda la información que necesitás recordar.

A continuación te presentamos 4 consejos muy útiles para optimizar tu lectura.

  1. Examiná el contenido

Antes de leer por primera vez un libro, examinalo, fijate en el número de páginas, leé la portada y la contraportada, así como la biografía del autor. También te podés fijar en otros aspectos como el índice y la longitud de los capítulos, ver si tiene imágenes o fotografías y revisar si alguno de estos títulos te llama la atención.

Esto es muy importante porque te ayudará a crear un mapa mental acerca de lo que tratará el libro y te dará una idea si es o no de tu agrado. Solo de esta manera podrás fijar tu atención en el texto incluso antes de leerlo.

2. ¿Tenés idea de por qué estás leyendo?

¿Leés por placer y por pasar el rato? ¿Leés porque tendrás un examen? ¿Lo hacés porque el título te dio curiosidad? ¿Es una lectura recomendada u obligatoria? Primero fijá tus objetivos de por qué vas a leer. La actitud y el énfasis con los que leés los textos son muy diferentes, pues no es lo mismo leer para un examen que para entretenerte. Tener un propósito específico te ayudará a retener detalles importantes como nombres, fechas, conceptos, palabras clave o datos curiosos.

La probabilidad de recordar con claridad lo que leés es muy alta si te fijás metas.

3. Tomá en cuenta las preguntas clave

¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuál? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? Estas preguntas te serán de mucha ayuda para recordar con claridad tu lectura. Podés utilizarlas de la siguiente manera:

  • ¿Cuál es el objetivo de este texto?
  • ¿De quién se está hablando?
  • ¿Cuándo ocurre?
  • ¿Cómo sucede la acción?
  • ¿Por qué se me está transmitiendo esta información?

Al responder estas interrogantes recordás los principales conocimientos que querés obtener del texto. Cuando las contestés, podrás anotarlas junto a tus propósitos, en especial si te estás preparando para un examen en donde debés memorizar cierta información.

4. Sé crítico

Al terminar tu lectura, mirá tus preguntas y propósitos y comparalos con lo que has logrado con el texto. Quizá sea muy útil preguntarte lo siguiente:

  • ¿Me ha servido?
  • ¿Es lo que esperaba?
  • ¿Me ha aportado conocimientos nuevos?
  • ¿Recuerdo lo que leí?

Analizar tus expectativas después de leer es muy importante, ya que solo así podrás agilizar tu mente y esto te ayudará a tomar otra perspectiva del por qué  estás leyendo algo. Muchas veces leés con tanta prisa que no te detenés a analizar ni a fijarte en ciertos detalles y por eso seguís cometiendo los mismos errores como estudiar contenidos solo para memorizarlos, leer deprisa, saltearse párrafos, dar por hecho que recordás algunos conceptos. Estos hábitos solo deterioran y desconcentran tu lectura.

Mantener tus propósitos es muy importante para mejorar tu lectura, así que con  estos consejos podrás aprovechar de mejor manera tus textos. ¡Animate, agarrá un libro que te llame la atención y preparate para ser el mejor!